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domingo, 12 de febrero de 2017

NUDE


Hoy tenemos una auténtica sorpresa vinícola, si eres de los que piensas que en Andalucía y en concreto en la provincia de Cádiz solo existen vinos fortificados, generosos y/o dulces, despierta porque no puedes estar en mayor error. Hay también algunos buenos tintos secos, y luego está el Nude, que no puede ser mas original y auténtico. 

Esta original delicia, surge de Bodegas Barbadillo, bodega casi bicentenaria que ha fichado a un enólogo del siglo XXI como director de Alta Enología: Armando Guerra, que además tiene en Sanlúcar la famosa "Taberna der Guerrita", de obligatoria parada si pasas por allí. No obstante, Armando nos ha comentado que el mérito de la producción es de la gran Montserrat Molina, y así lo comentamos pues.
Original por su contenido, de la variedad Tintilla de Rota (dicen que graciano adaptada a tierras gaditanas), y su continente, pues es una botella austera, sin etiqueta ni color. Exacto: el color oscuro que se aprecia en dicha botella es el propio del vino, pues es transparente y no tintada. Es decir, la tinta el propio Nude que esta dentro, el color de una soberbia Tintilla de Rota que nace de suelos de albariza.
A parte de la cápsula y el escudo grabado, lo único que podremos observar es una contraetiqueta, donde dicen sin temor: "tinto insultantemente jóven", toma ya! Ni barrica ni nada de crianza, pura y autentica juventud.
Contraetiqueta del Nude.
Es un tinto con un bello color granate oscuro, muy cubierto y con bordes violetas que delatan su juventud. En la nariz te da unas flores azules con un fondo balsámico pero sobre todo mucha fruta, cerezas ácidas, grosellas, moras y lo que quieras, una intensidad aromática envidiable para cualquiera! Luego en la boca tienes una entrada cálida, con cierta potencia, y es que no es muy suave pese a que sus 14´5º para nada molesten. Ligereza y a la vez contundencia, muy frutal, frescor, punto salino, cuerpo medio, un gustazo de vino que no aburre. Me hizo recordar a las comedias de los hermanos Coen, que parecen tan simples pero a la vez complejas, cargadas de contenido humano y libertad creativa. Su sonoridad es pura, por tanto me pega escuchar música blues al beberlo, ya que es un estilo que llegó al mundo desnudo, como este vino.

Cuenta la leyenda, que Robert Johnson fue a un cruce de caminos en su Misisipi natal, acompañado de su guitarra en la medianoche, con la intención de aprender a tocar como nadie gracias a un pacto con el mismísimo Diablo. Estamos convencidos de que este vino no nos hará encontrarnos con el Maligno en un cruce. Verán que por el contrario nos guiará hacia la libertad creadora de Montserrat Molina y Armando Guerra. Y que nos sigan sorprendiendo muchas veces con otras originales y sorprendentes obras.



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